domingo, 19 de abril de 2009

Ex comunista y no creyente comprende mejor al Papa


Ex comunista y no creyente comprende mejor al Papa


“La agresión a Benedicto XVI resulta cada vez más apremiante, grosera, rencorosa, bien orquestada mediáticamente y mal argumentada racionalmente”, expresó entre otras cosas un reconocido editorialista.

Tras recibir y clasificar en su mesa de redacción la multitud de cables de todas las agencias internacionales que hablaban de un “nuevo traspié de Benedicto XVI” en su viaje a África, el editorialista italiano “II Foglio”, Giuliano Ferrara, decidió escribir, con un duro lenguaje, un editorial titulado: “L´aggressione a Benedicto XVI”.

Lo llamativo del caso es que Giuliano Ferrara es un ex militante comunista, con una personalidad nada clerical, no creyente, que no tiene compromisos con la fe ni con la Iglesia, solo con su propia humanidad, razón y libertad.

Estas son algunas de las palabras textuales del mencionado editorial “II Foglio”:

“La agresión a Benedicto XVI resulta cada vez más apremiante, grosera, rencorosa, bien orquestada mediáticamente y mal argumentada racionalmente”.


“Con un lenguaje presumido de censor, portavoces de París, Berlín y del Fondo Monetario Internacional de Washington pusieron bajo acusación al jefe de la Iglesia Católica por sus opiniones bien documentadas sobre la inutilidad sustancial del preservativo como eje estratégico en la lucha contra la grave epidemia de Sida en África”.

“Esta vez, en nombre de la defensa de la vida, atacan los portavoces institucionales de una cultura cuyos pilares éticos globales consisten en los espermicidas, en el aborto moralmente indiferente, en la planificación familiar forzosa del sexo de los nascituros, en la selección eugenésica de la vida y su reproducción artificial como medio para la investigación, hasta la eutanasia”.

“Se quejan porque Benedicto XVI reafirmó, en el curso del viaje a África, su convicción: no se combate la pandemia del Sida con condones. Se trata de una convicción que, a la luz del sentido común, es capaz de aguantar cualquier posible prueba y verificación, puesto que el preservativo sólo es el viático de la promiscuidad sexual masiva a la que remite la responsabilidad del contagio. Y esta convicción es notoriamente compartida en África por la gran mayoría de los operativos sanitarios y sociales, no sólo en la vasta red misionera católica o cristiana de otras dominaciones, sino también entre los laicos.

“La cultura políticamente correcta ha hecho del Sida una epopeya angelical, creó una enfermedad a la que adorar idolátricamente y a la que exorcizar en la mística de la solidaridad. Y todo para esconder el hecho de que el síndrome de inmunodeficiencia adquirida es solamente la consecuencia de comportamientos sociales nuevos y libertarios, en los que una sexualidad emancipada y sin valores reemplaza los viejos condicionamientos oscurantistas de la continencia y el amor-eros como fundamento del ágape familiar”.

“Las burocracias situadas en la cumbre de las potencias civiles de la vieja Europa y las nomenclaturas globalistas acusan al Papa, con increíble jactancia, con infinita presunción, con un lenguaje de chantaje moral, desde lo alto de la obscena práctica de mil millones de abortos en treinta años, acusan al Papa de ´atentado a la vida en África. Una repugnante paradoja”


Para pensar:

A pesar de distribuir gratuitamente 1,5 millones de preservativos, la capital de Estados Unidos tiene el 3% de su población infectada con el virus del Sida.

La tasa de enfermos de Sida en Washington supera la de África Occidental.

Un Informe Gubernamental Estadounidense realizado por los CDC (Centros para el control y la prevención de enfermedades), asegura que un 3% de los habitantes de Washington son enfermos de Sida, “lo que supone haber sobrepasado el umbral del 1% que define una generalizada y severa epidemia”: La directora del programa sobre sida en el distrito, Shannon L. Hader, ha manifestado:”Nuestra tasa es superior a la de África Occidental”. El informe también revela que el sexo entre homosexuales sigue siendo la principal fuente de contagio”.

La distribución de grandes cantidades de preservativos tanto en África como en Washington planteada como la solución del Sida. En la capital de Estados Unidos, un programa de distribución gratuita proporcionó 1.5 millones de preservativos sin contar los que adquirieron a través de su comercialización. Sin embargo ni en África ni en Washington el problema parece ser el acceso a los preservativos.

Otro estudio realizado entre 750 participantes heterosexuales por la Universidad de Medicina de Washington dice que casi la mitad de encuestados reconoce haber tenido parejas sexuales simultáneamente en los últimos doce meses. Según opina Arécharga, cabe pensar que sería muy sano en Washington lograr esa humanización de la sexualidad, que propugna Benedicto XVI.

Un modelo que encubre el verdadero problema: la pobreza.

En una población relativamente pequeña como la del distrito sorprende u nivel de enfermos de Sida tan elevado. Se trata de una comunidad donde hay muchas parejas que no están casadas, por lo tanto el preservativo encubre un problema de estructuración familiar. El artículo explica que entre los encuestados el 60% dice ganar menos de 10.000 dólares anuales, otro porcentaje similar dice no haber estado nunca casado y un 43% está desempleado. Son situaciones como en África, no se arreglan con preservativos. La lucha contra el Sida va muy unida a la lucha contra la Pobreza.

Cabe preguntarse, teniendo en cuenta la alta tasa de infectados por el Sida y el gran número de preservativos distribuidos, si es realmente efectivo tomar ese modelo como el más óptimo para erradicar la incursión de la enfermedad en el mundo. También cabe preguntarse, como sugiere Aréchaga, “por qué le preguntan al Papa por el Sida cunado viaja a África y no cuando viaja a los Estados Unidos”.






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