El Senado francés rechaza la legalización de la eutanasia
Tras semanas de intensos debates y movilización por la vida
PARÍS, miércoles 26 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Tras una larga sesión, que se prolongó hasta la noche del martes 25 de enero, el Senado francés decidió votar contra las tres propuestas de legalización de la eutanasia en este país, que habían presentado otros tantos diputados, tanto del Gobierno como de la oposición.
Culminaba así un intenso debate en la sociedad francesa, entre defensores de la eutanasia, representados sobre todo por la Asociación por el Derecho a Morir con Dignidad, Jean-Luc Romero, y sectores progresistas de izquierdas, y las asociaciones pro vida, asociaciones médicas (el mismo Colegio médico) y de cuidados paliativos, e instituciones religiosas y civiles.
El debate había llegado a provocar divisiones dentro de los propios partidos, especialmente dentro del UMP de Nicolás Sarkozy.
Pocas horas antes de la votación, el propio primer ministro francés, François Fillon se oponía a estos proyectos calificándolos de “precipitados” y de “no ofrecer las garantías necesarias”, al tiempo que apostaba por “desarrollar los cuidados paliativos y rechazar el encarnizamiento terapéutico”.
La misma mañana de la votación, la asociación Alliance pour les Droits de la Vie organizaba una manifestación ante las puertas del Senado, que había recogido unas 55.000 firmas desde su página web http://www.fautpaspousser.com/.
El arzobispo de París, cardenal André Vingt-Trois, que había rechazado en nombre de la Iglesia católica el proyecto de ley en varias ocasiones, saludaba hoy la decisión del Senado, llamando a su país a mostrar “una alta visión del hombre”.
“La cultura de nuestro país, su historia, su responsabilidad ante Europa y el resto del mundo, así como su fragilidad actual, nos comprometen a dar pruebas de ambición ética, con valor y entusiasmo”.
Sería ilusorio, añadía el cardenal Vingt-Trois, “confundir un mínimo denominador ético común con cohesión social. Sólo una visión alta del hombre permite construir la paz. El consenso que pretenda fundarse en la ética mínima será de hecho una caricatura sin futuro”.
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