Córdoba, 23 Mar. 11 (AICA).- El arzobispo de Córdoba, monseñor Carlos Ñáñez, afirmó que concluyó la “dolorosa situación” derivada de la postura del presbítero Nicolás Alessio, quien fue sometido a un juicio canónico por apoyar públicamente el “matrimonio” entre personas del mismo sexo.
Tras recordar que al sacerdote se le ofrecieron “todas las garantías de una legítima defensa” y que hubiera preferido que la situación se resolviera en instancias previas, señaló que el proceso canónico fue seguido por el Tribunal Interdiocesano de Córdoba.
“Es mi deber de pastor pedir a todos los miembros de la comunidad arquidiocesana la adhesión al camino que transitamos como Iglesia local en sintonía con las Iglesias hermanas en la Argentina y en plena comunión con la Iglesia universal que preside el Papa y señalar las conductas que se apartan de dicha senda, llamando al mismo tiempo a corregirlas debidamente”, subrayó en una carta a la comunidad arquidiocesana.
Carta a la comunidad
El lunes 21 de febrero el Tribunal Interdiocesano de Córdoba emitió la sentencia en el juicio que llevaba adelante en relación con el proceder del Padre Nicolás Alessio. Dicha sentencia ha quedado firme el pasado jueves 17 de marzo.
Ha concluido de esta manera una dolorosa situación que yo hubiera deseado se resolviera en instancias previas, pero al no verificarse oportunamente ninguna modificación en la postura sostenida por el P. Alessio, me vi en la obligación de disponer la sustanciación de un proceso judicial para determinar sus responsabilidades. Dicho proceso estuvo a cargo del Tribunal Interdiocesano que ofreció al P. Alessio todas las garantías de una legítima defensa.
Es mi deber de pastor pedir a todos los miembros de la comunidad arquidiocesana la adhesión al camino que transitamos como Iglesia local en sintonía con las Iglesias hermanas en la Argentina y en plena comunión con la Iglesia universal que preside el Papa y señalar las conductas que se apartan de dicha senda, llamando al mismo tiempo a corregirlas debidamente.
Es mi anhelo más ferviente que como Arquidiócesis continuemos profundizando en la vivencia de la comunión eclesial y sigamos afrontando con empeño y esperanza el desafío de anunciar y testimoniar con entusiasmo y de manera renovada el evangelio en el comienzo de este nuevo milenio, tal como nos han invitado los queridos Papas Juan Pablo II y su sucesor, Benedicto XVI.
Nos encomendamos nuevamente a María Santísima, Nuestra Señora del Rosario del Milagro, "estrella de la nueva evangelización", para que ella nos proteja y nos alcance la gracia de ser auténticos "discípulos y misioneros" de Jesús.
Les deseo a todos una Cuaresma llena de frutos y una Pascua colmada de la alegría del Señor Resucitado.
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