Aborto: Vivimos en un país arrasado de todo derecho y respeto
Corrientes, 2 Set. 10 (AICA).- “Cuando hoy, 27 de agosto de 2010, escuchamos decir a una magistrada integrante de la Corte Suprema de Justicia de la Nación: ‘Ha llegado la hora de despenalizar el aborto’, tuvimos ‘el estupor’ y la profunda sensación de vivir en un país arrasado de todo derecho y de todo respeto. Era previsible. Cuando se legisló sobre el ‘matrimonio antinatura’ a contrapelo de todo sentido común, del orden natural y del sobrenatural, se estaba marcando la cancha para un nuevo tiempo del ‘partido’ que establecerá el genocidio silencioso más inicuo y atroz, porque se matará al ser humano más inocente e indefenso, estableciendo así el ‘derecho a decidir’, en nombre de los derechos humanos”. Así lo expresa el doctor Juan José Ramón Laprovitta, ex Secretario de Culto de la Nación Argentina.
En un artículo titulado “Patria Arrasada”, el ex funcionario afirma que “el aborto no sólo destruye vidas inocentes y produce graves trastornos en la madre y el padre, sino también produce pingües ganancias para las clínicas y profesionales abortivos. Porque los desechos de niños expulsados del santuario materno son utilizados para la industria de productos especiales de la alta cosmética o para transplante de órganos, como fuera denunciado en otros países”.
Y asegura que “cuando la honestidad intelectual científica y el realismo se imponen ante las ideologías, es muy aleccionador comprobar como médicos y personas radicalmente abortistas, cambian y aceptan la realidad que es la única que ilumina la verdad”.
“El aborto -advierte- es la mejor expresión del fastidio, del desapego, de la indiferencia, del rechazo, y a veces del odio contra el acto de Amor Creador de hacernos a imagen y semejanza del mismo Dios. Es la antítesis del pensamiento y de la obra perfecta del Ser Necesario. Es la suma de la soberbia del hombre contra su propio Padre. Es la profanación más inicua y el efecto más incomprensible de la cultura de la muerte”.
Texto completo del artículo:
Patria arrasada
Cuando hoy, 27 de agosto de 2010, escuchamos decir a una Magistrada integrante de la Corte Suprema de Justicia de la Nación: “Ha llegado la hora de despenalizar el aborto”, tuvimos “el estupor” y la profunda sensación de vivir en un país arrasado de todo derecho y de todo respeto.
I. Era previsible. Cuando se legisló sobre el “matrimonio antinatura” a contrapelo de todo sentido común, del orden natural y del sobrenatural, se estaba marcando la cancha para un nuevo tiempo del “partido” que establecerá el genocidio silencioso más inicuo y atroz, porque se matará al ser humano más inocente e indefenso, estableciendo así el “derecho a decidir”, en nombre de los derechos humanos.
No se puede deshumanizar a la madre con el sutil engaño del “derecho a decidir”.
¿Y la Constitución Nacional, las leyes, los decretos, los convenios internacionales, etc. para qué sirven?
¿Y el decreto presidencial Nº. 1406/98 que declara oficialmente el “Día del Niño por Nacer”, el primero en el mundo y que luego numerosos países imitaron, no tendrá más vigencia?
Es llamativo que la ONU declarara el Año Internacional de los Jóvenes el pasado 12 de agosto y paralelamente un organismo de la misma ONU: El Fondo de las Naciones Unidas para la Población (UNFPA), promueva sibilinamente la anticoncepción y el aborto junto a una sexualidad desenvuelta, golpeando devastadoramente a las familias y a los jóvenes. Por tanto, enfrentamos toda una embestida de la Internacional Maligna con un ropaje de humanismo, cuando en realidad lo que se desea es establecer una realidad sin valores permanentes y negar y combatir todo sentido trascendente del hombre.
II. El más humano de todos los derechos es el derecho a nacer, porque la vida humana comienza exactamente cuando el óvulo es fecundado por el espermatozoide. Es un nuevo ser humano con un código único e irrepetible. Es un ser plenamente individualizado. Posee todas las capacidades para cumplir los cambios que son las etapas del crecimiento y maduración, y por tanto, con pleno derecho de alcanzar su dignidad y plenitud personal.
La afirmación de la vida humana desde su concepción ha sido asumida por la misma ciencia: “La vida humana comienza con la fecundación, esto es un hecho científico con demostración experimental” (Declaración de la Academia Nacional de Medicina de Buenos Aires, 28/7/1994).
Por tanto, el niño por nacer es tan ser humano como toda persona y merece el mayor de los respetos y el reconocimiento de sus derechos.
Luego, el aborto es el mayor de los crímenes porque se destruye la vida del ser humano más inocente e indefenso.
III. Con el aborto no sólo se mata la vida de un inocente, sino también se destruye el vínculo natural entre la madre y el hijo. Y esta ruptura crea un conflicto no sólo en la madre, sino a veces en el padre y hasta otros integrantes de la familia.
Esta realidad se denomina: “Síndrome Post Aborto” SPA, muy poco promovido y a veces hasta desconocido, pero con consecuencias muy graves para la salud mental y física de la madre y a veces del padre.
Los profesores médicos Dra. M. Standford en Canadá y el Dr. J. Ford en USA estudiaron y describieron los estadíos y síntomas del SPA, como la depresión en un 97%, ansiedad en un 82%, insomnio en un 77%, pérdida de la líbido en un 72%, ideas de suicidio en un 55%, anorexia en un 55% y otros síntomas graves como rechazo a su propia sexualidad, frialdad afectiva, perversiones sexuales, etc.
El SPA constituye uno de los conflictos existenciales más importantes en el proceso psicoterapéutico, porque la madre como el padre del niño abortado, al tomar conciencia de la responsabilidad directa que han tenido al suprimir la vida de un hijo inocente bajo diversos pretextos, al profundizar el tratamiento descubren con dolor y estupor su culpa parricida.
Esta es la razón por la que la Organización Mundial de la Salud en 1970 afirmó: “Las mujeres con alguna señal indicativa de trastorno emocional corren riesgo de graves desajustes mentales tras el aborto”.
Razón tenía el profesor Dr. M. Wilki cuando enseñaba que “Es más fácil sacar al niño del útero de su madre que sacarlo de su pensamiento”.
IV. El aborto no sólo destruye vidas inocentes y produce graves trastornos en la madre y el padre, sino también produce pingües ganancias para las clínicas y profesionales abortivos. Porque los desechos de niños expulsados del santuario materno son utilizados para la industria de productos especiales de la alta cosmética o para transplante de órganos, como fuera denunciado en otros países.
V. Cuando la honestidad intelectual científica y el realismo se imponen ante las ideologías, es muy aleccionador comprobar como médicos y personas radicalmente abortistas, cambian y aceptan la realidad que es la única que ilumina la verdad. En este sentido hay que rescatar del olvido lo ocurrido por el Dr. I. Nathansson en Estados Unidos. Este médico era el más importante abortista del país del norte. En una oportunidad al realizar un aborto de varios meses, aplicó una ecografía sobre el útero de la madre y filmó las imágenes para comprobar la utilización de los instrumentos quirúrgicos. Y cuál fue su sorpresa al ver cómo el niño en el vientre de la madre, ante la agresión del instrumental, retrocedía, se acurrucaba, buscando defenderse; cómo abría la boca en forma sorprendente, como en “un grito silencioso de auxilio”.
Esta comprobación del sufrimiento atroz que sufría este niño en el vientre materno al ser abortado, hizo que el Dr. Nathansson tuviera un cambio en su sentir y obrar. Se convirtió en el médico que más trabajó sobre la verdad del aborto, haciendo conocer las imágenes que había filmado en su último aborto, y denominando a este film como: “El grito silencioso”.
¡Claro, este film es casi desconocido!
VI. El aborto es la mejor expresión del fastidio, del desapego, de la indiferencia, del rechazo, y a veces del odio contra el acto de Amor Creador de hacernos a imagen y semejanza del mismo Dios.
Es la antítesis del pensamiento y de la obra perfecta del Ser Necesario.
Es la suma de la soberbia del hombre contra su propio Padre.
Es la profanación más inicua y el efecto más incomprensible de la cultura de la muerte.
VII. ¿Y qué hacer frente a la segura despenalización del aborto?
Revestirnos “de las armas de luz”, como decía San Pablo. Orar. Formarnos. Dar testimonio en la militancia, sin tener en cuenta condicionamientos. Despojarnos de la cobardía, consecuencia del sincretismo y del relativismo y tener el coraje de predicar la Verdad, como insiste permanentemente este extraordinario papa Benedicto XVI.
VIII. El signo más persuasivo de Cristo, su mayor milagro, lo que asombraba a todos era una mirada humana incomparable. Su forma de tratar la humanidad de cada persona. Pensemos en Zaqueo, en María Magdalena, no les pidió que fueran distintos, los miró y los abrazó tal cual eran, con su humanidad herida, trastocada, sangrante, necesitada. Y sus vidas al verse miradas y abrazadas por el profundo y gratuito Amor de Jesús, recobraron toda su estatura original.
Con el amor a la Verdad que implica oración, formación, testimonio militante, mística y coraje, si lo hacemos en todos los niveles, sin excepción, la Argentina recobrará su estatura original, es decir, una Patria grande, libre y soberana, cuyos pilares sean el mandato histórico de nuestros mayores: Justicia y Paz.
Corrientes, 2 Set. 10 (AICA).- “Cuando hoy, 27 de agosto de 2010, escuchamos decir a una magistrada integrante de la Corte Suprema de Justicia de la Nación: ‘Ha llegado la hora de despenalizar el aborto’, tuvimos ‘el estupor’ y la profunda sensación de vivir en un país arrasado de todo derecho y de todo respeto. Era previsible. Cuando se legisló sobre el ‘matrimonio antinatura’ a contrapelo de todo sentido común, del orden natural y del sobrenatural, se estaba marcando la cancha para un nuevo tiempo del ‘partido’ que establecerá el genocidio silencioso más inicuo y atroz, porque se matará al ser humano más inocente e indefenso, estableciendo así el ‘derecho a decidir’, en nombre de los derechos humanos”. Así lo expresa el doctor Juan José Ramón Laprovitta, ex Secretario de Culto de la Nación Argentina.
En un artículo titulado “Patria Arrasada”, el ex funcionario afirma que “el aborto no sólo destruye vidas inocentes y produce graves trastornos en la madre y el padre, sino también produce pingües ganancias para las clínicas y profesionales abortivos. Porque los desechos de niños expulsados del santuario materno son utilizados para la industria de productos especiales de la alta cosmética o para transplante de órganos, como fuera denunciado en otros países”.
Y asegura que “cuando la honestidad intelectual científica y el realismo se imponen ante las ideologías, es muy aleccionador comprobar como médicos y personas radicalmente abortistas, cambian y aceptan la realidad que es la única que ilumina la verdad”.
“El aborto -advierte- es la mejor expresión del fastidio, del desapego, de la indiferencia, del rechazo, y a veces del odio contra el acto de Amor Creador de hacernos a imagen y semejanza del mismo Dios. Es la antítesis del pensamiento y de la obra perfecta del Ser Necesario. Es la suma de la soberbia del hombre contra su propio Padre. Es la profanación más inicua y el efecto más incomprensible de la cultura de la muerte”.
Texto completo del artículo:
Patria arrasada
Cuando hoy, 27 de agosto de 2010, escuchamos decir a una Magistrada integrante de la Corte Suprema de Justicia de la Nación: “Ha llegado la hora de despenalizar el aborto”, tuvimos “el estupor” y la profunda sensación de vivir en un país arrasado de todo derecho y de todo respeto.
I. Era previsible. Cuando se legisló sobre el “matrimonio antinatura” a contrapelo de todo sentido común, del orden natural y del sobrenatural, se estaba marcando la cancha para un nuevo tiempo del “partido” que establecerá el genocidio silencioso más inicuo y atroz, porque se matará al ser humano más inocente e indefenso, estableciendo así el “derecho a decidir”, en nombre de los derechos humanos.
No puede haber derecho cuando la sustancia, el factor eficiente, la finalidad, sea la muerte.
No se puede deshumanizar a la madre con el sutil engaño del “derecho a decidir”.
¿Y la Constitución Nacional, las leyes, los decretos, los convenios internacionales, etc. para qué sirven?
¿Y el decreto presidencial Nº. 1406/98 que declara oficialmente el “Día del Niño por Nacer”, el primero en el mundo y que luego numerosos países imitaron, no tendrá más vigencia?
Es llamativo que la ONU declarara el Año Internacional de los Jóvenes el pasado 12 de agosto y paralelamente un organismo de la misma ONU: El Fondo de las Naciones Unidas para la Población (UNFPA), promueva sibilinamente la anticoncepción y el aborto junto a una sexualidad desenvuelta, golpeando devastadoramente a las familias y a los jóvenes. Por tanto, enfrentamos toda una embestida de la Internacional Maligna con un ropaje de humanismo, cuando en realidad lo que se desea es establecer una realidad sin valores permanentes y negar y combatir todo sentido trascendente del hombre.
II. El más humano de todos los derechos es el derecho a nacer, porque la vida humana comienza exactamente cuando el óvulo es fecundado por el espermatozoide. Es un nuevo ser humano con un código único e irrepetible. Es un ser plenamente individualizado. Posee todas las capacidades para cumplir los cambios que son las etapas del crecimiento y maduración, y por tanto, con pleno derecho de alcanzar su dignidad y plenitud personal.
La afirmación de la vida humana desde su concepción ha sido asumida por la misma ciencia: “La vida humana comienza con la fecundación, esto es un hecho científico con demostración experimental” (Declaración de la Academia Nacional de Medicina de Buenos Aires, 28/7/1994).
Por tanto, el niño por nacer es tan ser humano como toda persona y merece el mayor de los respetos y el reconocimiento de sus derechos.
Luego, el aborto es el mayor de los crímenes porque se destruye la vida del ser humano más inocente e indefenso.
III. Con el aborto no sólo se mata la vida de un inocente, sino también se destruye el vínculo natural entre la madre y el hijo. Y esta ruptura crea un conflicto no sólo en la madre, sino a veces en el padre y hasta otros integrantes de la familia.
Esta realidad se denomina: “Síndrome Post Aborto” SPA, muy poco promovido y a veces hasta desconocido, pero con consecuencias muy graves para la salud mental y física de la madre y a veces del padre.
Los profesores médicos Dra. M. Standford en Canadá y el Dr. J. Ford en USA estudiaron y describieron los estadíos y síntomas del SPA, como la depresión en un 97%, ansiedad en un 82%, insomnio en un 77%, pérdida de la líbido en un 72%, ideas de suicidio en un 55%, anorexia en un 55% y otros síntomas graves como rechazo a su propia sexualidad, frialdad afectiva, perversiones sexuales, etc.
El SPA constituye uno de los conflictos existenciales más importantes en el proceso psicoterapéutico, porque la madre como el padre del niño abortado, al tomar conciencia de la responsabilidad directa que han tenido al suprimir la vida de un hijo inocente bajo diversos pretextos, al profundizar el tratamiento descubren con dolor y estupor su culpa parricida.
Esta es la razón por la que la Organización Mundial de la Salud en 1970 afirmó: “Las mujeres con alguna señal indicativa de trastorno emocional corren riesgo de graves desajustes mentales tras el aborto”.
Razón tenía el profesor Dr. M. Wilki cuando enseñaba que “Es más fácil sacar al niño del útero de su madre que sacarlo de su pensamiento”.
IV. El aborto no sólo destruye vidas inocentes y produce graves trastornos en la madre y el padre, sino también produce pingües ganancias para las clínicas y profesionales abortivos. Porque los desechos de niños expulsados del santuario materno son utilizados para la industria de productos especiales de la alta cosmética o para transplante de órganos, como fuera denunciado en otros países.
V. Cuando la honestidad intelectual científica y el realismo se imponen ante las ideologías, es muy aleccionador comprobar como médicos y personas radicalmente abortistas, cambian y aceptan la realidad que es la única que ilumina la verdad. En este sentido hay que rescatar del olvido lo ocurrido por el Dr. I. Nathansson en Estados Unidos. Este médico era el más importante abortista del país del norte. En una oportunidad al realizar un aborto de varios meses, aplicó una ecografía sobre el útero de la madre y filmó las imágenes para comprobar la utilización de los instrumentos quirúrgicos. Y cuál fue su sorpresa al ver cómo el niño en el vientre de la madre, ante la agresión del instrumental, retrocedía, se acurrucaba, buscando defenderse; cómo abría la boca en forma sorprendente, como en “un grito silencioso de auxilio”.
Esta comprobación del sufrimiento atroz que sufría este niño en el vientre materno al ser abortado, hizo que el Dr. Nathansson tuviera un cambio en su sentir y obrar. Se convirtió en el médico que más trabajó sobre la verdad del aborto, haciendo conocer las imágenes que había filmado en su último aborto, y denominando a este film como: “El grito silencioso”.
¡Claro, este film es casi desconocido!
VI. El aborto es la mejor expresión del fastidio, del desapego, de la indiferencia, del rechazo, y a veces del odio contra el acto de Amor Creador de hacernos a imagen y semejanza del mismo Dios.
Es la antítesis del pensamiento y de la obra perfecta del Ser Necesario.
Es la suma de la soberbia del hombre contra su propio Padre.
Es la profanación más inicua y el efecto más incomprensible de la cultura de la muerte.
VII. ¿Y qué hacer frente a la segura despenalización del aborto?
Revestirnos “de las armas de luz”, como decía San Pablo. Orar. Formarnos. Dar testimonio en la militancia, sin tener en cuenta condicionamientos. Despojarnos de la cobardía, consecuencia del sincretismo y del relativismo y tener el coraje de predicar la Verdad, como insiste permanentemente este extraordinario papa Benedicto XVI.
VIII. El signo más persuasivo de Cristo, su mayor milagro, lo que asombraba a todos era una mirada humana incomparable. Su forma de tratar la humanidad de cada persona. Pensemos en Zaqueo, en María Magdalena, no les pidió que fueran distintos, los miró y los abrazó tal cual eran, con su humanidad herida, trastocada, sangrante, necesitada. Y sus vidas al verse miradas y abrazadas por el profundo y gratuito Amor de Jesús, recobraron toda su estatura original.
Con el amor a la Verdad que implica oración, formación, testimonio militante, mística y coraje, si lo hacemos en todos los niveles, sin excepción, la Argentina recobrará su estatura original, es decir, una Patria grande, libre y soberana, cuyos pilares sean el mandato histórico de nuestros mayores: Justicia y Paz.
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