lunes, 20 de septiembre de 2010

Ancianos son bendición para sociedad y sólo Dios puede disponer de la vida, recuerda Benedicto XVI

Ancianos son bendición para sociedad y sólo Dios puede disponer de la vida, recuerda Benedicto XVI


LONDRES, 18 Sep. 10 (ACI).- En su visita a la St. Peter's Residence, una casa de reposo para ancianos, el Papa Benedicto XVI explicó que las personas mayores son una bendición para la sociedad y recordó que sólo Dios puede disponer de la vida desde su nacimiento hasta la muerte natural. El Santo Padre también señaló que el sufrimiento que va unido a la enfermedad debe vivirse en unión profunda con Cristo para que éste cobre sentido.

En su discurso el Papa afirmó que gracias a los avances científicos se aprecia entre las personas una mayor longevidad y por ello "un número creciente de ancianos como una bendición para la sociedad. Cada generación puede aprender de la experiencia y la sabiduría de la generación que la precedió. En efecto, la prestación de asistencia a los ancianos se debería considerar no tanto un acto de generosidad, cuanto la satisfacción de una deuda de gratitud".

Tras recordar que la Iglesia promueve un gran respeto hacia los ancianos, Benedicto XVI manifestó que "Dios quiere un verdadero respeto por la dignidad y el valor, la salud y el bienestar de las personas mayores y, a través de sus instituciones caritativas en el Reino Unido y otras partes, la Iglesia desea cumplir el mandato del Señor de respetar la vida, independientemente de su edad o circunstancias".

"Como dije al inicio de mi pontificado: 'Cada uno de nosotros es querido, cada uno es amado, cada uno es necesario'. La vida es un don único, en todas sus etapas, desde la concepción hasta la muerte natural, y Dios es el único para darla y exigirla".

El Papa se refirió luego a Juan Pablo II, quien en su vejez asumió el sufrió como debe asumirlo todo cristiano, en unión profunda con Cristo, Benedicto XVI manifestó estar entre los ancianos presentes en la St. Peter's Residence "no sólo como un padre, sino también como un hermano que conoce bien las alegrías y fatigas que llegan con la edad. Nuestros largos años de vida nos ofrecen la oportunidad de apreciar, tanto la belleza del mayor don que Dios nos ha dado, el don de la vida, como la fragilidad del espíritu humano".

"A quienes tenemos muchos años se nos ha dado la maravillosa oportunidad de profundizar en nuestro conocimiento del misterio de Cristo, que se humilló para compartir nuestra humanidad", añadió.

Benedicto XVI dijo luego que "a medida que el curso normal de nuestra vida crece, con frecuencia nuestra capacidad física disminuye; con todo, estos momentos bien pueden contarse entre los años espiritualmente más fructíferos de nuestras vidas. Estos años constituyen una oportunidad de recordar en la oración afectuosa a cuantos hemos querido en esta vida, y de poner lo que hemos sido y hecho ante la misericordia y la ternura de Dios. Ciertamente esto será un gran consuelo espiritual y nos permitirá descubrir nuevamente su amor y bondad en todos los días de nuestra vida".

Finalmente el Papa aseguró a los presentes su "oración por todos vosotros, y pido vuestras oraciones por mí. Que Nuestra Señora y su esposo San José intercedan por nuestra felicidad en esta vida y nos obtengan la bendición de un tránsito tranquilo a la venidera".

Al concluir su discurso el Santo Padre saluda y bendice a algunos ancianos, visita a algunos de los enfermos en el primer piso del recinto y firma el Libro de Honor de la Residencia.


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