jueves, 19 de agosto de 2010

Repudian decisión del Consejo Superior de la UBA sobre el aborto

Repudian decisión del Consejo Superior de la UBA sobre el aborto


Buenos Aires, 18 Ago. 10 (AICA).- El Consorcio de Médicos Católicos, en su gran mayoría egresados de la Universidad de Buenos Aires (UBA), expresó su “absoluto y total rechazo y repudio a la declaración del Consejo Superior de la UBA solicitando a las autoridades nacionales la despenalización del aborto, permitiendo así a las madres el libre asesinato de la persona por nacer que llevan en sus vientres”.

“Nos indigna, avergüenza y humilla dicha declaración de quienes hoy dirigen a nuestra querida Universidad. Ella tiene una misión docente, de investigación básica y aplicada, de acción social y de manifestarse ante los graves problemas sociales, sanitarios, económicos, políticos e institucionales que aquejan nuestra Nación”, recordó en una nota dirigida al director de la UBA, Rubén Hallú, con la firma de los doctores Alejandro Nolazco, presidente; Antonio Catalán Pellet, secretario, y doctor Carlos Abel Ray, ex profesor de Pediatría.

Tras sostener que la casa de altos estudios debe ejercer su misión docente “con honestidad, seriedad y profundidad”, advirtió que “no puede expresarse contra el sentido común y la naturalezaza de las cosas y no puede decir -por ejemplo- que los edificios se pueden construir sin cimientos, o la alimentación humana o animal puede basarse en cartón picado, o los veleros pueden navegar sin quilla, o los altos índices de mortalidad infantil se irán solucionado solos con el tiempo, etc.”.

Cuestionó además que haya declarado que “es lícito permitir el homicidio de los seres humanos ya concebidos en el seno materno”, al subrayar que “ellos son personas por nacer como expresa textualmente el artículo 63 del Código Civil Argentino”.


Texto de la declaración

“Nos dirigimos a Usted en nombre de los miembros del Consorcio de Médicos Católicos de Buenos Aires -en su gran mayoría egresados de esta Universidad- quienes en reunión especial hemos expresado el absoluto y total rechazo y repudio a la declaración del Consejo Superior de la Universidad solicitando a las autoridades nacionales la despenalización del aborto, permitiendo así a las madres el libre asesinato de las persona por nacer que llevan en sus vientres.

Nos indigna, avergüenza y humilla dicha declaración de quienes hoy dirigen a nuestra querida Universidad. Ella tiene una misión docente, de investigación básica y aplicada, de acción social y de manifestarse ante los graves problemas sociales, sanitarios, económicos, políticos e institucionales que aquejan nuestra Nación. Debe hacerlo con honestidad, seriedad y profundidad. Pero no puede expresarse contra el sentido común y la naturalezaza de la cosas y no puede decir -por ejemplo- que los edificios se pueden construir sin cimientos, o la alimentación humana o animal puede basarse en cartón picado, o los veleros pueden navegar sin quilla, o los altos índices de mortalidad infantil se irán solucionado solos con el tiempo, etc.

Menos aun puede declarar la Universidad, que es lícito permitir el homicidio de los seres humanos ya concebidos en el seno materno. Ellos son personas por nacer como expresa textualmente el Art. 63 del Código Civil Argentino. En efecto, cuando en el extremo de la Trompa de Falopio de la mujer, el óvulo, célula de origen materno, es penetrado y fecundado por un espermatozoide de origen paterno, se forma el huevo o cigoto quien ya es una nueva célula, un ser humano con toda la dotación cromosómica y mitocondrial que tendrá inmutable toda su vida. Ya no es mas una célula materna o paterna, es un perfecto e independiente ser humano. Con toda la jerarquía y dignidad de persona humana.

Ser que es perfecto en “acto”, es decir, es una realidad con vida propia concreta, microscópica -siete veces mas pequeña que un milímetro-, pero realidad al fin. Y como enseñaba Aristóteles, 400 años antes de la era cristiana, es ser en “acto “ y en “potencia”. Lo que significa que tiene la “potencia” de llegar a ser un embrión, un feto, un recién nacido, un niño, un adolescente, un hombre maduro y finalmente un anciano. La misma “potencia” que tienen los consejeros que firmaron la resolución: los estudiantes tienen la “potencia” de llegar a ser hombres maduros; los profesores de llegar a ser ancianos. La persona dormida o anestesiada está en “acto” pero tiene la “potencia” de despertar con plena lucidez y juicio.

La declaración del Consejo de la Universidad también hace énfasis en la libertad de la madre para decidir sobre su cuerpo. Eso es un perfecto sofisma. Ella puede decidir sobre “Su” cuerpo. Puede ser obesa o flaca, puede ser atleta o sedentaria, puede fumar o no fumar, operarse o no operarse de un mal que la aqueja. Pero decididamente, no puede, no tiene derecho alguno, a decidir sobre la vida o la muerte del ser humano que lleva en su seno. Es otra vida. No se trata de “Su” vida.

Afortunadamente para los consejeros firmantes de la declaración, sus mamás no pensaron como ellos y cuando fueron concebidos, ellas los llevaron en sus vientres, muy probablemente con orgullo, alegría y esperanza de que en el futuro serían buenos hijos y buenas personas.

La declaración del Consejo Superior es además una apología del delito pues solicita que se permita el aborto libre, es decir la muerte de los niños en el vientre de sus madres. También en otros países se pidió por mayoría que se matara a seres indeseables para las autoridades: en Rusia a los gitanos, eslavos y cristianos, quienes fueron asesinados por Stalin, en Alemania a los judíos, muertos por Hitler, en Turquía a los armenios. Ahora, los consejeros universitarios solicitan, casi por unanimidad, se permita libremente la matanza de los argentinos por nacer. Dos profesores universitarios, uno de ellos Decano de la Facultad de Medicina, sostuvieron que debían defender la vida y se abstuvieron en la votación. Hubiera sido mejor que con coraje y valentía hubieran votado en contra.

Todo lo anterior lo hemos escrito con argumentos estrictamente naturales y humanos. A estos argumentos, como médicos creyentes debemos agregar que los cristianos, judíos y musulmanes creemos en el “No matar” de la ley de Moisés. Los médicos católicos además, siguiendo la doctrina de Jesús, defendemos la vida y la pureza de corazón que Él nos enseñó y recordamos Sus palabras en la cruz: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23, 34).

En nombre de los profesores y ex profesores de la Universidad de Buenos Aires miembros de este Consorcio de Médicos y de centenares de profesores universitarios que no son socios, pero que también defienden la vida desde la concepción hasta la muerte natural, firma también esta nota del Consorcio, quien durante 27 años fue Profesor Adjunto y luego Titular de Pediatría de nuestra Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.


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